13 marzo 2014

El Gobierno cifra en el 20% la caída del PIB de un Estado catalán



El Gobierno tiene sobre la mesa un nuevo informe para intentar aplacar las ansias independentistas de una parte de la ciudadanía catalanes y, sobre todo, del empresariado. El ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, ha encargado un documento sobre las consecuencias que una hipotética secesión tendría para la economía, y entre los números desalentadores que aporta destaca un dato: si Catalunya fuera independiente, sería el 20% más pobre. Se alerta de que caerían las exportaciones a Europa y a España, disminuiría la inversión extranjera, descendería el turismo, aumentaría la fuga de cerebros... Margallo enviará el documento a las embajadas españolas de todo el mundo para dar argumentos a sus diplomáticos frente a aquellos que pregunten sobre la situación en Catalunya.


El paso dado por Exteriores forma parte de la nueva estrategia que el Ejecutivo de Mariano Rajoy puso en marcha en diciembre para tratar de frenar el órdago de Artur Mas. El punto de inflexión llegó cuando el president hizo públicas la fecha y las preguntas de la consulta. Mas no informó con antelación al jefe del Ejecutivo de sus intenciones, un gesto que molestó, y mucho, a Rajoy.

«GRAVES CONSECUENCIAS» /Desde entonces, los discursos gubernamentales de rechazo al referendo se han multiplicado. También las visitas de ministros a territorio catalán (el propio Rajoy clausuró la convención del PPC) y los documentos elaborados desde el Gobierno con el fin de convencer a los catalanes de que una hipotética independencia, en contra de lo que dicen sus defensores, tendría efectos perversos e inmediatos a nivel económico e internacional.

De hecho, el Ministerio de Exteriores ya remitió otro informe a las embajadas en diciembre para rebatir, fuera de España, la campaña internacional de la Generalitat. Margallo, el ministro que más se está implicando en argumentar el no del Ejecutivo a la consulta, cuenta ahora con otro informe, al que tuvo acceso EL PERIÓDICO, en el que se advierte de «consecuencias económicas graves de una potencial independencia». El Ejecutivo cree que el mundo empresarial tiene aún mucho que decir en el proceso abierto por Mas y su estrategia pasa por darle argumentos para que ayuden a frenarlo, si no ya en defensa del tan trillado sentido de Estado, sí de sus propias cuentas de resultados.

Entre otras muchas cosas, el nuevo informe recalca que la Carta Magna vigente no permite en ningún caso ni la celebración de un referendo «sobre la independencia de una de sus regiones» ni «mucho menos la segregación de parte del territorio español». «No obstante, a efectos puramente dialécticos, si la Constitución española fuera modificada para permitir el referendo y como resultado del mismo surgiera un Estado independiente, la primera consecuencia económica sería que éste no formaría parte de la Unión Europea y, por tanto, del euro», se resalta.

Dicho esto, Exteriores insiste en su documento en que las autoridades europeas ya han situado a Catalunya fuera de la Unión en caso de que la secesión se llevara a la práctica y avisa de que, si se pretendiera la readmisión, la Administración catalana tendría que someterse al procedimiento de adhesión previsto en el artículo 49 del Tratado de la UE. Y aún se va más allá sugiriendo que España tendría en su mano el veto. «Se tendría que contar con el voto favorable de los Veintiocho estados que actualmente son miembros de la Unión. Incluida España».

El citado documento, titulado Consecuencias económicas de una hipotética independencia de Catalunya, dice basarse en información «objetiva, verosímil e imparcial» obtenida de «estudios realizados por expertos y bancos de inversión». Usa como fuentes datos de Hacienda, de los bancos de inversión UBS y Credit Suisse y del análisis del economista Mikel Buesa (expresidente del Foro de Ermua, fundador de UPD y ahora en Vox). Abunda en las nefastas consecuencias que la secesión tendría para la economía catalana [ver detalles en la página siguiente]. Margallo tendrá ocasión de referirse a ellas hoy en Barcelona, donde esta mañana inaugura la exposición 1986-2014. España en Europa en la Casa Asia. Y podrá discutirlas después en el almuerzo que celebrará con representantes de las principales empresas multinacionales asiáticas con sede en Barcelona y también con altos ejecutivos de compañías españolas con intereses en aquel continente.

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